Salvando la brecha digital

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Todos los campos de la ciencia continúan dominados por los hombres, pero el de la tecnología es uno donde las cifras se evidencian aún más desiguales. Los datos así lo avalan, “el porcentaje de investigadoras en el sector de servicios TIC se reduce al 23,4 %”, unas cifras que continúan a la baja si miramos la participación de la mujer en el desarrollo de innovación, donde apenas llegan al 12%, a las programadoras de software que representan un 11% o las investigadoras de la Inteligencia Artificial que son el 25%.

Es cierto que brecha digital de género se ha reducido drásticamente, en algunos sectores se notan avances, pero no es menos cierto que en cuanto al empleo en esta área aún queda un gran camino para igualar posiciones. Las nuevas tecnologías ayudan a perpetuar así el desequilibrio social.

Una desigualdad que, sin embargo, no siempre fue tan evidente, porque en los inicios de la informática, cuando se basaba en cálculos matemáticos que había que descifrar de cabeza, las mujeres ocupaban un lugar mucho más destacado. No cuesta entender el porqué. En aquel momento, hablamos del siglo XX, la tecnología aún no despuntaba a nivel social y esos grandes avances que se fueron haciendo no reunían el valor actual.

Es curioso ver cómo, a raíz de que la tecnociencia fue ganando más importancia, la figura de la mujer empezó a reemplazarse por hombres en el entorno laboral. El prestigio ahí había cambiado y el androcentrismo se impuso también en la informática que, hasta el momento, había sido competencia de la mujer, en un porcentaje mucho más alto que en la actualidad.

Toda esta reflexión demuestra que, mientras fuera una labor sin prestigio o valor, se permitía que la mujer fuera la protagonista pero, en el momento que comienza a resplandecer, se nos aparta. Por trasladar este ejemplo a otro mucho más cotidiano, la cocina y el estar entre fogones ha sido tradicionalmente territorio femenino, hasta que la gastronomía ha comenzado a brillar en el panorama actual y, ahora, el mayor porcentaje de chefs de renombre de los que oímos a hablar a nivel nacional e internacional son hombres, ¿otra coincidencia?

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