Crítica de cine por Marta Baena Sanz
Director Denzel Washington
Guion August Wilson
Reparto: Denzel Washington, Viola Davis, Stephen Henderson, Jovan Adepo, Mukelti Williamson, Russel Hornsby, Saniyya Sidney
Drama (Estados Unidos) 2016
Hay muchas maneras de que se tuerza una historia o se eche a perder una vida, Fences es solo una manera de ejemplificarlo. Una historia de decadencia que comienza desbordante de fuerza y que progresivamente cae en picado. No atisbas el momento exacto del declive, pues es un drama con tintes muy irónicos desde el principio; pero aunque trate de camuflarse tras un humor sarcástico ya desempolva desde el comienzo viejas heridas que no han cicatrizado, poniendo sobre la mesa denuncias sociales interraciales.
La historia empieza ahogándose entre diálogos, monólogos sin fin del gran Denzel Washington que no sólo actúa sino que, además, dirige. Un actor con el que no soy del todo objetiva porque cada una de sus interpretaciones me parecen mayúsculas. Cuando te olvidas del actor y sólo eres capaz de ver al personaje sabes que la historia que tratan de venderte debes comprarla.
Algo que también sabe bordar Viola Davis, capaz de meterse en un papel terriblemente duro y teniendo que enfrentar una situación que da un vuelco a la acción.
Este film no cuenta con grandes escenarios, tampoco los necesita, pues son los personajes los encargados de llenar el tiempo y el espacio, incluyendo a los espectadores en un bucle en el que al principio pueden sentirse perdidos o abrumados por la sobredosis de información, aunque merece la pena no rendirse y llegar hasta el final.
La película no dista mucho de las sorpresas que aguarda la vida, en un solo instante todo da la vuelta y se queda patas arriba. Fences cuenta una historia cercada por vallas que materializan metáforas de las relaciones personales; vidas separadas por barreras artificiales que alejan y aíslan. Cuando menos te lo esperas te das cuenta de que te has excluido y estás sólo.